lunes, 15 de junio de 2009

Mejores promesas


Pero ahora El ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (Hebreos 8, 6).

Mientras los animales realizan sus rutinas diarias – cazar, reproducirse, criar sus crías y muchas otras cosas –, los seres humanos enfrentan la vida de una manera diferente.

Los animales son instintivos en su comportamiento; los seres humanos son anticipatorios. Lo que quiero decir con esto es que, el comportamiento animal es guiado, durante la mayor parte, por experiencias construidas y herencias genéticas – lo que los animales han sabido hacer en el pasado. De otro lado, las personas tienden a orientar su comportamiento hacia el futuro, aunque hayan sido beneficiadas o perjudicadas por sus experiencias pasadas.

Las personas viven cada día sobre la perspectiva de lo que ellas esperan ganar, no meramente sobre lo que ellas han conocido. Las personas son motivadas por las promesas. Ellas se comprometen en relaciones, escogen carreras, se asientan en comunidades, hacen amigos, se recrean, eligen sus inversiones y hacen prácticamente todo sobre la base de lo que ellas esperan ganar de sus acciones.

Está implantado en el alma humana el ideal de vivir con miras hacia el futuro así como las perspectivas y esperanzas de lo que nuestras decisiones y acciones pueden producir. Uno de los puntos primarios de la crianza de los hijos es sembrar en ellos la perspectiva de lo que su vida puede convertirse, lo cual los va a estimular como jóvenes a soñar y trabajar en procura de hacer realidad sus sueños.

El problema es que nuestra capacidad para visualizar promesas está basada con frecuencia en una cosmovisión falsa. Si creemos que todo lo que podemos tener en la vida está determinado por lo que sabemos de nosotros mismos, nuestras fortalezas y limitaciones, entonces las promesas que perseguiremos estarán restringidas por nuestro entendimiento finito y experiencia limitada. No nos sorprendería que frecuentemente nos llevemos la sorpresa de que nuestras promesas, una vez cumplidas, no son tan brillantes y satisfactorias como esperábamos que fueren. Entonces continuamos nuestra búsqueda de otras promesas mejores, muy frecuentemente con el mismo resultado.

¿Qué hacemos entonces? ¿Perseguiremos promesas para que nos dejen buscando más promesas? ¿Qué tal si las promesas que nos entregan no son aquellas con las que estábamos soñando? ¿Qué tal si las promesas que abrazamos y alrededor de las cuales ordenamos nuestras vidas, son ofrecidas a nosotros por Dios? Esas serían “mejores promesas”, ciertamente.

Jesucristo ofrece “mejores promesas” para aquellos que han entrado en una relación de pacto con El por gracia a través de la fe y Sus promesas, ofrecidas dentro de la cosmovisión de Su Reino, no son sólo “mejores promesas”, sino preciosas y muy grandes promesas.

El rey Salomón escribió: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte” (Proverbios 14, 12). Basados en una visión distorsionada de la vida, debido a nuestra naturaleza caída, hacemos planes y perseguimos metas que no están fundadas en el sabio consejo de Dios ni están relacionadas a las promesas que Dios ha escrito en Su Palabra. Esa persecución desenfrenada de sueños y ambiciones carnales nos conduce al drenaje espiritual y al desierto de las consecuencias del pecado, aunque tratemos de “cristianizar” esos vanos esfuerzos por obrar fuera de la voluntad revelada de Dios.

El gran teólogo del siglo III, Agustín de Hipona escribió: “Oh Dios, nos has hecho para tu deleite y nuestros corazones están sin descanso hasta que puedan descansar en ti”. Fuimos diseñados por Dios para Su disfrute y para caminar en pos de los propósitos que El ha establecido para nuestras vidas desde antes de la fundación del mundo. Si en nuestras vidas hay ausencia de gozo y paz, preguntémonos si estamos desarrollando una relación sana con Nuestro Señor Jesucristo. ¿No será que hemos contaminado nuestra relación con Dios al decidir correr detrás de planes y sueños que están fuera de Sus propósitos santos y eternos?

Si ese es el caso, es tiempo de ir delante de Dios en oración de confesión de pecado y arrepentimiento. Pidámosle perdón a El por no escudriñar Su Palabra, por ser ignorantes de las promesas que El ha regalado a Sus hijos, por no estar dispuestos a seguir la senda que Cristo marcó con Su cruz y por hacer planes y trabajar para lograr las mismas metas del mundo.

Luego de confesar nuestro pecado y arrepentirnos del mismo, resolvamos a partir de hoy ir detrás de las promesas que Dios nos ha entregado en Su Palabra. Les aseguro que si así actuamos, comenzaremos a disfrutar la vida abundante que Cristo prometió a aquellos que estén dispuestos a seguirlo.

Para reflexionar:
  • ¿Cuáles son algunas de las metas que el mundo persigue?
  • Si eres cristiano, ¿te encuentras hoy persiguiendo metas pertenecientes a tu vida anterior? En caso de que tu respuesta sea afirmativa, ¿por qué?
  • ¿Cuáles son las “mejores promesas” que Cristo ofrece?
  • ¿Qué hace mejores las promesas de Cristo?
  • ¿Por qué si eres cristiano todavía persigues las metas del mundo y no las promesas de Cristo?
  • Imagínate que estás conversando con Cristo en la mesa del comedor de tu casa, ¿qué piensas que El te diría al verte perseguir las metas del mundo y no Sus promesas?

2 comentarios:

  1. Dios les bendiga...
    Buenos Dias.
    Gracias por este devocional es un buen dasayuno para el espiritu, estas son las cosas que atizan nuestro avivamiento, confiezo que no soy el mismo desde el retiro he pasado un fin de semana con mi esposa y mis dos pequeñas hijas como nunca y sobre todo en Cristo.
    Les sugiero que recomienden a todos los que asistieron al retiro abrir este blog todos los dias para que podamos nutrinos de devocionales como este, reitero mi gratitud a Dios primero y a todos los hombres que han hecho posible este cambio en mi vida atravez de su trabajo y esfurzo en el retiro. Ayudenme y cuento con ustedes, oren mucho por mi y mi Familia.

    Jose Antonio Mateo Monegro.

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  2. Roby,

    Amen, tremenda analogía bendiciones ☺. Así es, todo lo que gira en torno a la persona de Jesús debe llevarnos a que alcanzemos en Èl la plenitud en todo rindiendo nuestra voluntad, Nuestros futuros, motivaciones personales, deseos y metas a sus pies. De allí dependerá en que andemos en su Espíritu y no en carnalidad de la vida. Dios te bendiga mucho y que el Señor siga usando al grupo de hombres hombro con hombro para su gloria y para su honra.

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