jueves, 25 de junio de 2009

El trabajo de la santificacion


Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito (Filipenses 2, 12-13).

Crecer en el Señor Jesús no es una opción para el seguidor de Cristo. Pedro nos manda a eso (2 Pedro 3:18). Pablo le reprochó a los Corintios el hecho de que no estaban creciendo (1 Corintios 3:1-3) y el escritor de Hebreos reprendió a sus lectores con la realidad de que eran meros infantes cuando, de hecho, ellos ya debían estar enseñando a otros (Hebreos 4: 12-14). Si eres un seguidor de Jesucristo, entonces necesitas crecer en la gracia y conocimiento del Señor, ocupándote de tu salvación con temor y temblor. Pablo está exactamente en lo cierto cuando dice que tenemos que “ocuparnos” de esta salvación, porque el crecimiento no viene de manera fácil o automática. La ley del pecado que mora dentro de nosotros opera para mantenernos distraídos e indiferentes hacia nuestro crecimiento en el Señor (Romanos 7: 21-23). El mundo está lleno de tentaciones y distracciones que atrapan nuestro interés, tiempo y fortaleza (Santiago 4:4). Y el diablo trabaja horas extras para conducirnos a encontrar “mejores” cosas que hacer con nuestro tiempo que ocuparnos de nuestra salvación (Efesios 6: 10-20).

Pero para cuidar de nuestra salvación debemos admitir al Señor y a nuestros hermanos que somos hijos rebeldes y desobedientes. Dios, el Dador de toda dádiva perfecta, nos ha provisto de todos los medios necesarios para ocuparnos de nuestra salvación: la Palabra de Dios, la oración, la adoración, la comunión con otros creyentes, buenos libros y cursos enseñados por escritores e instructores competentes. El, incluso, nos ha dado Su Espíritu para que more dentro de nosotros. El Espíritu Santo posee poder abundante y suficiente para ayudarnos a crecer en el Señor (Efesios 3:20).

Pero debemos aceptar el reto de crecer en el Señor – el trabajo de la santificación – si queremos conocer un verdadero progreso en El. Necesitamos separar el tiempo necesario para la práctica de las disciplinas espirituales, sacar tiempo de otras diversiones e incluso de las horas de sueño, para que podamos leer y meditar en la Palabra de Dios y poder ir a El en oración. Necesitamos aprender a estudiar nuestras Biblias y a como mejorar nuestras vidas de oración y entonces ocuparnos consistentemente en crecer en cada una de estas áreas. Debemos ocuparnos en cultivar la clase de amigos cristianos que nos van a aguzar, como el hierro afila al hierro (Proverbios 27:17). Y debemos ocuparnos de arrepentirnos de todos los pecados conocidos, asumiendo la vida de santidad y haciendo buenas obras por amor a otros (Efesios 2: 8-10). Esto es verdaderamente cierto: no seremos capaces de hacer ninguna obra agradable al Señor a menos que estemos ocupados diariamente en mejorar nuestro caminar con El. Esto convierte el trabajo de la santificación en uno supremamente importante. Mientras más conscientemente trabajemos en nuestra salvación, más efectivos seremos en ver nuestras obras trayendo honor y gloria al Señor (Juan 17:4).

Tomado de: View Point. T.M. Moore. Break Point Ministries www.wilberforceproject.com

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