jueves, 15 de octubre de 2009

K9: un filtro para Internet


La principal estrategia de los comerciantes de pornografía es presentarnos imágenes y “oportunidades” de mirar cuando estamos mas descuidados trabajando o buscando alguna información en la Internet. Aunque existen muchos filtros en el mercado, he podido comprobar personalmente la eficiencia del K9. Es muy simple, altamente configurable (escoges cuales cosas permites ver y cuales no), permite excepciones y detecta aun sitios pornográficos disfrazados. También lleva registro de todos los lugares visitados lo cual es excelente para rendir cuentas en tu Grupo HCH. Lo mejor de todo: no tiene costo, no te compromete a nada y no presenta anuncios de sus patrocinadores.
Este programa debería estar en el computador de todo hombre de Dios... aun de aquellos que piensan seguros “yo sé controlarme”.
Haz click en la imagen para visitar su website. Ahí verás cómo instalarlo.
Altamente recomendado: Varonilmente Recomendado

Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal. Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído, Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite; Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol. Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida. Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa; Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel; No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño; Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído! Proverbios 4:20-5:13

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