miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los llamados de Dios


Los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28

Las epístolas del Nuevo Testamento emplean los términos llamados y llamamiento respecto a la obra soberana y regeneradora de Dios en el corazón de un creyente que lo lleva a la vida nueva en Cristo. Todos los llamados de Dios son escogidos y redimidos por Él y finalmente glorificados. Sin duda los ha predestinado a que sean sus hijos y a que sean conformados a la imagen de su Hijo.

Aunque la fe humana es esencial si hemos de estar entre los llamados, es aun más esencial que Dios inicie nuestro llamamiento a la salvación. La elección de Dios no solo precede a la elección del hombre, sino que hace posible y eficaz la elección del hombre. “Ninguno puede venir a mí [Cristo], si no le fuere dado del Padre” (Jn. 6:65).

En primer lugar, el llamado de Dios para los redimidos es de una vez por todas. En segundo lugar, ese llamado continúa hasta que el cristiano sea finalmente glorificado. Eso debe emocionarnos y animarnos a imitar la resolución de Pablo de proseguir “a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:14).

Tomado de Gracia a Vosotros

1 comentario:

  1. Que gran bendición el saber por la Palabra de Dios, que EL nos escogió a nosotros desde antes de la fundación del mundo y por el puro afecto de su voluntad. (Efesios 1:5)

    En Juann 15:16 el Señor dice a sus discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”. Y en Efesios 1:3-4 el apóstol Pablo bendice al “Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en El antes de la fundación del mundo”.

    Dios nos bendice, dice Pablo, porque nos escogió para eso. Y más adelante añade que esa elección no fue una acción arbitraria de parte de Dios, sino que Él nos predestinó “para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad” (Ef. 1:5).

    Saber que DIOS no vio en nosotros, ninguna razón para hacer este acto soberano. sino más bien que Dios obró de acuerdo al plan que Él se había trazado de antemano.

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