Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Salmo 25:10
Después de liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto, Dios los guió continuamente a través de los ásperos obstáculos del desierto de Sinaí. Moisés les recordó: “[Dios] te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua… afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien” (Dt. 8:15–16).
Esa ilustración, junto con muchas otras de la Biblia, con toda claridad demuestra que el Señor a veces demora el bien que ha prometido a los suyos. Sin duda Dios no guió a los israelitas durante cuarenta años de pruebas difíciles solo para llevarlos a un mal final, sino que los llevó bien, aunque usó mucha disciplina y purificación para lograrlo.
Como cristianos, también podemos esperar dificultades temporales antes de ver la gloria que Dios tiene aguardando por nosotros. Pablo nos recuerda que “esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Co. 4:17).
Tomado de Gracia a Vosotros
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