domingo, 22 de mayo de 2011

Artículo: El terrorista y su pornografía


La noticia de que un enorme alijo de pornografía digital fue descubierto en las computadoras tomadas del recinto que habitaba Osama bin Laden fue una gran noticia, pero no una gran sorpresa. Como reporta Scott Shane del New York Times, el descubrimiento "podría alimentar las acusaciones de hipocresía contra el fundador de Al Qaeda, que tenía 54 años y vivía con tres esposas al momento de su muerte".

Bueno, él no es el primer hombre casado que es atrapado con un alijo porno, pero en este caso, Osama bin Laden había acusado reiteradamente a los Estados Unidos de inmoralidad, haciendo especial referencia a la pornografía y las imágenes sexualizadas.


En el 2002, Bin Laden dirigió una "Carta al pueblo estadounidense", en la que atacó las costumbres sexuales de América. En sus palabras:

"Su nación explota a las mujeres como productos de consumo o herramientas de publicidad, llamando a los clientes a comprarlas... Ustedes exhiben a sus hijas desnudas en vallas publicitarias con el fin de vender un producto sin ningún tipo de vergüenza. Ustedes le han lavado el cerebro a sus hijas haciéndoles creer que son libres por usar ropa reveladora, pero en realidad todo lo que han liberado es el deseo sexual de ustedes".

Por supuesto que hay mucho de verdad en su crítica a la cultura de Estados Unidos, pecaminosamente sexualizada y empapada de pornografía. Los estadounidenses deberían estar avergonzados de ser reconocidos por tales exportaciones culturales a otras naciones. Pero viene a ser que los terroristas que acusan a Estados Unidos por su depravación se permiten a sí mismos el uso de pornografía y espectáculos sexuales.

Algunos de los directamente involucrados en los ataques del 11 de septiembre de 2001 habían visitado servicios de entretenimiento sexual explícito sólo unos días antes de los acontecimientos criminales.


¿Qué debemos pensar de esto? La hipocresía no es nada nuevo y somos propensos a divertirnos con ella cuando se descubre en otros. Pero hay otras lecciones mayores. Por un lado, aquellos que se comprometen con el ascetismo y la negación con el fin de ganar o supuestamente merecer la misericordia y el favor de Dios casi siempre se permiten el disfrutar de algunos placeres pecaminosos. Un estudio reciente sobre dietistas, reveló que las personas que hacen dietas rigurosas de alimentos a menudo se permiten otras satisfacciones: un vestido nuevo y caro, un par de horas más de televisión... o algo peor.

El llamados de los cristianos es a la santidad, no a ser ascetas por el simple hecho de ser ascetas. El evangelio nos recuerda que no merecemos nuestra salvación y que no hay nada que podamos hacer para merecerla. Bin Laden y sus asociados deben haber estado convencidos de que Alá perdonaría sus pecados sexuales debido a su fidelidad en la realización de actos de terrorismo en nombre del Islam.

Los cristianos debemos ver esto como una advertencia para que no nos permitamos a nosotros mismos ese tipo de razonamiento. El alijo porno en Abbottabad no es sólo un símbolo de la hipocresía de Osama bin Laden, es también una advertencia para todos nosotros.


Tomado del Blog de Albert Mohler

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