lunes, 9 de mayo de 2011

Artículo: Cuál sería una excelente manera?


Mientras estábamos en Gran Caimán la semana pasada en nuestro viaje de 15 aniversario de casados, tuvimos un tiempo increíble con grandes conversaciones durante toda la semana. Una en particular vino por esta pregunta que trato de hacerle con regularidad, pero que hacía mucho tiempo que no se la hacía. La pregunta era: "¿Qué cosa puedo hacer para que te sientas más amada y apreciada por mí?" Maridos, ¿están listos para lo primero que me dijo?

"Que seas consciente de las pequeñas cosas que haces día a día que deshacen aquello en lo que me he pasado todo el día trabajando".

¿Que?! Así es señores. No es regalarle flores. No es dejarle tarjetas románticas de sorpresa. No es que la invites a salir con regularidad. Su respuesta me sorprendió. Por eso le pregunté más. Me explicó cómo gasta tanto tiempo en limpiar y recoger el desorden de nuestros hijos durante todo el día sólo para que ellos vuelvan y lo desorganicen.

Así, ella me ayudó a entender el desaliento que siente, cuando llego a casa del trabajo y lo primero que hago es tirar sin cuidado todas mis cosas en la mesa que había limpiado ya 5 veces. Ella me hizo ver que cuando hago esas cosas inconscientemente le doy a entender que no me importa en absoluto lo que ella ha hecho para hacer de nuestra casa un ambiente cálido, recogido y un lugar de descanso. Ella tenía razón. Y me lo dejo más claro aún cuando dijo: "Sería como que yo me sentara al final del día y borrara varias páginas de tu sermón, porque vi que estabas trabajando en eso pero no me parecía muy importante. Ay! Ella tenia un punto.

Mi esposa reconoce que he mejorado en traerle flores, tarjetas y en sacarla a pasear, cosa que ella aprecia mucho, pero no había podido darme cuenta de cómo esas cosas las vuelvo menos significativas cuando le entrego un regalo pero le dejo las cosas tiradas en la mesa con un desprecio total por su esfuerzo de todo el día.

La lección a aprender, señores, es que nos aseguremos de que no nos estemos esforzando por amar a nuestras esposas y al mismo tiempo haciendo cosas que las hagan sentir menospreciadas. Sería como invitarlas a cenar fuera y tener una pelea en el restaurante. O traerle flores y luego hacer un comentario desagradable sobre dónde las colocó.

Por eso, creo que volví de nuestras vacaciones siendo un hombre más sabio y más agradecido que nunca de la mujer con que me casé hace ya 15 años. Esas formas obvias, creativas y románticas de amar a nuestras esposas son buenas y debemos hacer un hábito de ellas en nuestro matrimonio. Pero no descuidemos las pequeñas cosas. El hecho de que no nos importen mucho a nosotros, no significa que no les importen a nuestras mujeres, que pasan la mayor parte de su jornada trabajando para servirnos y cuidarnos a nosotros y a nuestros hijos.

Así que, hermano, hazle la pregunta esta semana... si te atreves. Luego, mantente haciéndole la misma pregunta pues su respuesta irá cambiando con los años a medida que pasan por las diferentes estaciones de la vida. Seguramente te encontrarás con maneras sorprendentes de amar a tu esposa, maneras que no conocías o que habías descartado por insignificantes. Aunque talvez sea algo que no te esperaras, créeme que querrás saberlo... si realmente quieres saber cómo amar a su esposa de una manera que la haga sentir amada y apreciada.

Señoras, tienen mi permiso para enviarle este post a sus maridos para motivar una conversación que, seguramente, hace mucho tiempo debieron haber tenido.

Tomado de: Practical Shepherding

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