lunes, 20 de junio de 2011

Meditación: Con quién estás casado?


Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido... de modo que no es adúltera aunque se una a otro hombre. Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, Romanos 7:2-4

Estuvimos casados con el señor Ley. Él era un buen hombre, a su manera, pero él no entendía nuestras debilidades. Llegaba a casa cada noche y preguntaba: "Entonces, ¿cómo estuvo tu día? ¿Hiciste lo que te dije que hicieras? ¿Hiciste que los niños se portaran bien? ¿Perdiste el tiempo el algo?" Tantas exigencias y expectativas. Y por mas que lo intentábamos, no podíamos ser perfectos. Nos olvidábamos de hacer las cosas que eran importantes para él. Dejábamos que los niños se portaran mal. Fallamos en muchos otros aspectos. Fue un matrimonio miserable, porque el señor Ley siempre nos señalaba nuestros defectos. Y su solución era siempre la misma: Lo harás mejor mañana. Nunca pudimos.

El señor Ley murió, afortunadamente. Y nos volvimos a casar, esta vez con el señor Gracia. Nuestro nuevo marido, Jesús, llega cada noche y la casa es un desastre, los niños son revoltosos, la cena se está quemando en la estufa y hasta hemos tenido a otros hombres en la casa durante el día. Aún así, nos abraza fuertemente y nos dice: "Te amo, yo te escogí, yo morí por ti, nunca te dejaré ni te abandonaré". Y derrite nuestros corazones. No entendemos un amor así. Esperábamos que Él nos juzgara, pero Él nos trata así de bien.

El estar casados con el señor Ley nunca nos cambió. Pero estar casados con el señor Gracia finalmente nos está cambiando profundamente... y se nota.

Tomado de The Gospel Coalition

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