lunes, 22 de junio de 2009

Tu trabajo le importa a Dios



Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera (Juan 17, 4).
La mayoría de nosotros reconocerá y prontamente concurrirá con la respuesta a la primera pregunta del Catecismo Breve de Westminster: “¿Cuál es el fin principal del hombre? El fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo a El para siempre”. Por supuesto que debemos glorificar a Dios; todos los creyentes saben y aceptan eso. ¿Pero cómo? ¿Asistiendo a la iglesia y adorando con todas sus fuerzas? Parcialmente. ¿Uniéndose a un estudio bíblico y compartiendo con otros la Palabra de Dios? Eso podría ayudar. ¿Practicando la oración y tratando a nuestras familias amablemente y amando a nuestros prójimos como a nosotros mismos? Todo eso también importa. Pero la verdadera respuesta a la pregunta de cómo podemos glorificar a Dios en esta vida es vivir esta vida de la forma en que Jesús lo hizo. En Su gran oración sacerdotal al Padre, Jesús reconoció que El había glorificado a Dios durante Su tiempo en la tierra. Un poco más tarde, El le iba a decir a sus discípulos, “Como el Padre me ha enviado, así también yo os envío” (Juan 20, 21). Jesús glorificó al Padre y nosotros hemos sido enviados para glorificar al Padre – de la misma forma que Jesús lo hizo. Podemos preguntar entonces, ¿cómo Jesús glorificó al Padre?

Mediante Su trabajo. El lo dice: Jesús vino a la tierra con trabajo para hacer, un trabajo únicamente asignado a El, comisionado a El por el Padre. El cumplió ese trabajo y, en el proceso, trajo la gloria a Dios. Mediante Su trabajo, Jesús desplegó a Dios brillantemente para que todos lo vieran. El nos ha enviado a nosotros al mundo, precisamente, de la misma manera. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros un llamado único, una agenda tallada por El con trabajo para hacer y El espera que nosotros hagamos ese trabajo en una forma que le traiga gloria a El. En nuestro trabajo –todo nuestro trabajo, cualquiera que sea- Dios tiene la intención de afirmar su presencia para que la forma en que nosotros trabajamos y la cantidad de trabajo que hagamos se levante por encima de aquellos que simplemente trabajan para ganarse la vida. Tu trabajo le importa a Dios y no sólo para ganarte la vida o mantener las apariencias. Tu trabajo le importa a Dios, porque El tiene la intención de glorificarse en tu trabajo, tal y como El lo hizo en la obra de Su Hijo. No, no tenemos el mismo trabajo que Jesús tenía; tenemos el trabajo que Dios nos ha designado y El es capaz de entrar a ese trabajo y a través del mismo mostrarse a sí mismo en Su gloria al mundo que nos observa. Tu trabajo le importa a Dios, pero el trabajo que se nos ha entregado es más grande que el empleo que tenemos. Mientras queremos trabajar duro para glorificar a Dios en nuestros trabajos, necesitamos ser igualmente diligentes para procurar la gloria de Dios en todas nuestras obras. Pero eso significa, primero que todo, que debemos identificar el trabajo que se nos ha entregado y entonces debemos entender lo que requiere glorificar a Dios en nuestro trabajo.

Tomado de: View Point. T.M. Moore. Break Point Ministries www.wilberforceproject.com

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