Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. (Efesios 5:3-4)
Tanto el amor de Dios como el amor de sus hijos es clemente, incondicional y altruista, pero por seguro Satanás pervertirá eso. El amor terrenal es superficial, egoísta, sensual y sexual, y Satanás le ha hecho creer al mundo esa definición del amor.
A diferencia del amor del mundo, el versículo de hoy termina indicando que debemos dar gracias. Pablo dijo que “Dad gracias a Dios en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts. 5:18). Cuando somos agradecidos por todo, nos salimos de nosotros mismos, porque la acción de gracias se dirige a Dios.
En vez de hablar de las personas, ámelas de una manera que transmita gratitud. Recuerde que el amor de Dios es desinteresado y agradecido, pero el amor del mundo es egoísta e ingrato.
Tomado de Gracia a Vosotros
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