sábado, 10 de octubre de 2009

La Raíz

La verdad es que se veía rara cuando brotó, no era normal. Al principio no entendía qué estaba mal

Su fruto no coincidía con lo que supuestamente se sembró

Peor aún, ahora se estaba expandiendo, como una hiedra mala, como algo maligno y perverso se metía por el jardín consumiendo todo a su paso

Se coló al jardín del frente, al de los vecinos, a todo el vecindario, incluso atrapaba a las personas

Me empezó a dar miedo, si esto pasaba a los seres humanos, ehhh…, ¿y yo?

Fui al espejo, NOOO!!!, TAMBIÉN LA TENIA!!!, no me había dado cuenta pero ahí estaba. Fea, me tomó entero, se veía en mi cara.

Ay Dios mío, y ahora, ¿qué hago? , se me ocurrió ir al “Manual del Fabricante” a ver que decía allí, si había alguna cura, leí esto:

Hebreos 12: 14-15
“Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”

Deuteronomio 29: 18b-19
“…Tengan cuidado de que ninguno de ustedes sea como una raíz venenosa y amarga. Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: “Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca”, provocará la ruina de todos”

Hummm, ya veo, una RAIZ DE AMARGURA!, pretender que uno puede hacer lo que quiera, vivir según mi propio criterio, como me plazca, y que aún así me irá bien.

Wao, qué peligro, cómo destruye, cómo contamina.

Gracias a Dios que encontré un pesticida en el “Manual del Fabricante”, una mezcla poderosa de Gracia y Arrepentimiento.

Parece cuento…, pero es más real de lo que piensas


Por Enrique Crespo

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