Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca. (Lucas 6:48)
La persona que es espiritualmente sabia, que es un cristiano verdadero, edifica su vida y cumple sus tareas con cuidado, comprendiendo la grandeza y la importancia que están en juego. No se siente satisfecha con una profesión superficial de fe ni con los métodos triviales y los atajos fáciles que tan a menudo acompañan a la religión falsa.
Sabiendo que el Señor merece toda alabanza y adoración, el constructor prudente deseará darle el máximo de su esfuerzo y de su servicio diligente. Esa persona sabe que todo lo que se hace para Cristo se hace por amor, no por obligación ni por temor. Así que sirva al Señor con alegría y sea un prudente constructor en su reino.
Tomado de Gracia a Vosotros
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