jueves, 14 de abril de 2011

Santificado sea tu nombre


¿Porqué Dios le da tanta importancia a Su nombre? En los 10 mandamientos Él se preocupa porque Su nombre no sea tomado en vano. En Deu 6:13 ordena que sólo en Su nombre se debe jurar. Yaweh es el nombre propio de Dios según Él mismo lo reveló. La reputación de una persona está ligada al nombre de esa persona. El nombre es lo primero que debo tener en cuenta para establecer una relación con una persona. Cada uno de los nombres de Dios me revela algo sobre Él:
Yaweh: El Dios Autosuficiente. Elohim: El Dios Creador. El Shaddai: El Dios Todopoderoso. El Elyon: El Dios Altísimo. El Olam: El Dios Eterno.
¿Porqué Cristo incluyó esta petición en la oración modelo? Ciertamente no es para recordarle o pedirle a Dios que lo haga, sino para recordárnoslo a nosotros y que sepamos que ninguna de nuestras peticiones será escuchada si no estamos dispuestos a santificar Su nombre. Pero ¿qué significa santificar Su nombre? Significa honrarlo y respetarlo en palabras y en hechos delante de los demás. A nuestros padres terrenales les importa mucho lo que hacemos pues con ello les honramos o le deshonramos: cuánto más le importará a Dios, nuestro Padre celestial. Deshonramos Su nombre cuando nuestras acciones pecaminosas llevan al inconverso a hablar mal de nuestro Dios (“y eso, que dizque es cristiano”, “Yo no se qué clase de cristiano es este”). Dios se toma esto muy en serio. Natán le dijo a David:
"por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos de Yaweh, ciertamente morirá el niño" 2Sam 12:14 . Deshonramos Su nombre cuando le llamamos “Señor, Señor” y luego no hacemos lo que El dice. Le deshonramos cuando hablamos “en Su nombre” y Él no ha hablado. “Dios te manda a decir” y Él no ha dicho nada. “Así dice el Señor” y Él no ha dicho eso. Y cuando usamos ese nombre para beneficio particular, como hacen los mercaderes del evangelio. También cuando nos bautizamos y ni siquiera cristianos somos. Y profanamos Su nombre cuando tomamos la cena del Señor indignamente, por eso algunos murieron y otros fueron debilitados.

¿Como santifica Dios Su nombre? Ha dejado evidencia de esto? La santificación de Su
nombre es algo en lo que el pueblo de Dios históricamente no se ha ocupado mucho. 2Cr 7:14: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Y al final del AT cuando Israel no respondió a los profetas que Dios les envió, Él los envió al destierro. Dios dice:
"Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, porque de ellos se decía: Estos son el pueblo del SEÑOR, y han salido de su tierra". (Nota la relación entre la situación de Su pueblo y la reputación del nombre de Dios). "Pero yo he tenido compasión de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: "Así dice el Señor Dios: 'No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. 'Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el Yaweh' declara el Señor Dios 'cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas". Eze 36: 20-23. Las naciones verán quién es Yaweh cuando Él tome a Su pueblo, le pase justicia y limpie Su nombre a la vista de ellos.

Las consecuencias que Dios trae sobre Su pueblo es la manera que Él reivindica Su nombre. Él nunca deja su nombre embarrado. Debemos retomar la sensibilidad hacia la santidad de Su nombre. No es sólo que Él lo merece sino que a nosotros nos conviene. Los discípulos no sabían orar y le dicen
"Señor, enséñanos a orar” y Él les dice “Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre".

¡Nuestras oraciones de hoy son tan diferentes a las de los hombres de Dios del pasado! Nosotros oramos: “Señor perdona mi pecado, pero es que mi esposa me saca de quicio” mientras David dice:
“Oh Señor, por amor de tu nombre, perdona mi iniquidad, porque es grande” Sal 25:11. David no pide que le perdone en base a las circunstancias atenuantes sino por amor a Su nombre. Nosotros: “Sácame de aquí Señor, ya no puedo mas” pero Daniel pide "¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo” Dan 9:19. Daniel no dice que lo haga por amor a Su pueblo sino por amor a Su nombre. Esos hombres sí sabían orar. Nosotros no, por eso es la petición: enséñanos a orar... porque no sabemos. Estamos tan centrados en nosotros mismos que creemos que la oración es para nosotros en primer lugar. El propósito principal es que yo aprenda como honrar Su nombre sobre toda la tierra.

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