El punto aquí no es si en tu corazón hay orgullo, sino dónde existe y cómo se manifiesta en tu vida. La Escritura nos muestra que el orgullo está fuerte y peligrosamente enraizado en nuestras vidas, mucho más de lo que la mayoría de nosotros estamos dispuestos a admitir o ni siquiera pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario