Porque no hay acepción de personas para con Dios. Romanos 2:11
Es pecado que un cristiano muestre favoritismo con las personas. Es decir, no debe estar prejuiciado ni a favor ni en contra de otra persona basándose en posición social, riqueza, influencia, popularidad o apariencia física.
La más clara y más práctica enseñanza neotestamentaria acerca de la imparcialidad está en la carta de Santiago a los creyentes:
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida… ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? …pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores (2:1–4, 9).
Si Dios nunca obra con favoritismo, ¿no debiera procurar usted el mismo carácter virtuoso, “no haciendo nada con parcialidad” (1 Ti. 5:21)?
Tomado de Gracia a Vosotros
Oops! A los que leen el devocional tempranito, perdonen la tardanza en la publicación del post de hoy.
ResponderEliminarEstas perdonado, hermano.
ResponderEliminar"Todo tiene su tiempo bajo el sol"
Asi Dios lo quiso.
Pero wow, tremenda verdad esta!
Cuanto me gustaria ver a TODA mi Iglesia aplicando esta veracidad DE LA PALABRA DE DIOS.